miércoles, 19 de marzo de 2014

Ella es Sofía Nº 2.2. "Nos vemos a las 4:30 en el starbucks?"

-Pipipipipipipipipipipipi...
El enemigo mañanero de todos los amantes de las camas y de los amantes de los amantes hizo que Sofía abriera los ojos acompañado con una mueca de cansancio. Estiró el brazo y apagó el condenado despertador y automaticamente, como cada mañana, encendió la radio. Mientras escuchaba su emisora favorita, Sofía se fue preparando para otra dura jornada laboral. Hizo un repaso mental de todos los inversores que tenía que visitar, mientras enjabonaba y aclaraba su oscura melena. Al salir de la ducha se puso su albornoz naranja y tras secarse el pelo, fue a elegir su ropa. Tenía un armario enorme, lleno de vestidos, camisas, pantalones y abrigos, pero siempre le costaba escoger que ponerse, todo le parecía feo o que no conjuntaba bien. Al final se decidió por unos vaqueros, una camisa blanca y una americana que se acababa de comprar hace un par de días. Desayunó rápido y salió pitando a por el coche.

Como todos los días, la plaza 209 del parking le estaba esperando. Las mismas lineas amarillas, la misma mancha de aceite en la esquina y la misma columna traicionera que mas de una vez le había dado un susto.
Al arrancar el coche su emisora volvió a saltar, 97.0 Radio Música, la canción se había interrumpido y estaban dando una noticia de última hora, Sofía subió el volumen para poder escucharla mejor y salió del garaje dirección al trabajo, teniendo cuidado con la dichosa columna.
La noticia fue repetida en todas las cadenas de radio y televisión a lo largo del día: "Un barco pesquero ha sido hundido mar adentro por una tormenta, no se encuentran supervivientes, los equipos de resc..."

No fue una mañana fácil para Sofía, llena de papeleos y gente yendo y viniendo. Ya a media mañana estaba que le explotaba la cabeza y necesitaba un descanso, así que se fue al starbucks de la esquina y se pidió un café. Tenía tiempo y le apetecía hablar con él, así que cogió su teléfono y llamó a Ulises, una voz femenina le contesto: "El teléfono al que llama esta apagado o fuera de cobertura, por favor inténtelo de nuevo o mas tarde". Antes de llamar ya había tenido un presentimiento, Ulises era un vago y estaría aun durmiendo o estaba despierto y escribiendo, en cualquiera de los dos casos no quería molestarle.
Ya se estaba terminando su tiempo de descanso así que se levantó, nada mas hacerlo chocó contra un chico derramándole el café sobre la camisa, menos mal que ya estaba frío.
 -¡Oooh! Lo siento muchisimo -dijo Sofía- estaba distraida y no te vi, lo siento de veras, te acabo de manchar entero.
 -Tranquila, no pasa nada, no todos los días me tira el café por encima una chica tan guapa, es solo una mancha, ya la lavaré ahora en casa.
Sofía se dio cuenta de que aquel chico acababa de tirarle los trastos y de que no era nada feo, al contrario ¡estaba buenísimo!
 -En serio, lo lamento mucho, pero ahora me tengo que ir a trabajar, toma mi número y pásame la factura de la tintorería -dijo Sofía dándole una tarjeta.
Salió corriendo del starbucks, roja como un tomate por haber causado aquel estropicio y por haber chocado con aquel chico.

Después de las siguientes cuatro interminables horas y de no haber podido contactar con ningún inversor, Sofía se iba a ir a casa cuando recibió un whatsapp de un número desconocido: "Te hace otro café? Pero esta vez para bebérnoslo". Era el chico del Starbucks, quería quedar con ella, Sofía le veía las intenciones, pero ya le había dicho que le pagaría el tinte, así que tenía que hacerlo de todas formas. Le mandó un mensaje: "Nos vemos a las 4:30 en el starbucks? asi te pago la camisa". Recibió de vuelta un: "Perfecto ;-)"

Se encontraron a la hora acordada, el chico ya se había cambiado y Sofía se pudo fijar en lo alto que era.
-Hola y de nuevo lo siento mucho.
-Tranquila, nada que no lo pueda solucionar la lavadora, encantado me llamo Samuel ¿y el tuyo? antes ibas tan rápido que no me dio tiempo a preguntartelo.
-Sofía.
-¿Te apetece ese café Sofía?
-Tenía muchas cosas que hacer y aun tengo que pasar por casa de mi hermana a por unas cosas...
-Será solo un rato y así terminamos de presentarnos.
Sofía se lo pensó, el chico parecía muy amable y tampoco podía conseguir mucho de ella así que al final acepto.
En realidad, no fue solo un rato, pues conectaron rápidamente y Sofía se sentía muy agusto hablando con él. Estuvieron allí sentados varias horas dejando enfriar sus cafés.

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