Sentía que debía contárselo, le pesaba el tener que guardárselo y no serle sincero a alguien que le importaba tanto, siendo a la vez, en realidad, tan poco.
Las palabras eran yunques en su lengua, pero no se lo pudo callar.
-¿Eso es todo? -preguntó Ulises con cara de poker.
Intentaba guardar la compostura, hacer como si no tuviera mayor importancia, pero no era así, le dolía aunque no pudiera expresarlo.
-Ssssi, en serio que fue un accidente, cuando le conteste al whatsapp no pretendía que pasase nada de eso.
-No tienes que darme explicaciones Sofía, tu tienes tu vida, esto es solo un desahogo del día a día.
Ulises estaba frío y ya no estaba cariñoso, se le notaba, cada una de sus palabras se le incrustaban a Sofía en lo mas profundo del corazón.
-¿Estás bien? No quiero que estés así y ya me siento lo suficientemente mal yo por los dos.
Ulises no dijo una palabra mas hasta que Sofía llego a su casa, cuando llegaron, se bajó del coche y se despidió de ella con un beso en la mejilla y una sonrisa forzada. Sofía no necesitaba explicación, Ulises estaba dolido, con o sin razón, y ella sentía que le había fallado, ¿Cómo podía haber sido tan estúpida de pensar que solo sería un café?
Ya en casa, Ulises fue directo a la cocina, abrió la nevera y sacó una cerveza, se puso a tomarla en una banqueta de la mesa, con los codos apoyados en las rodillas y la mirada perdida, mientras, su perro le lamia las manos y le empujaba con el hocico. Allí se quedó quieto un cierto tiempo que no llego a calcular, pudieron ser dos minutos o dos horas. Se le pasaron muchísimas ideas por la cabeza; locas, descabelladas o irracionales, todas útiles para acabar con lo que sentía en aquel momento; ira, rabia, despecho, impotencia, pero... ¿Por qué? Sofía solo era una muy buena amiga, con la que tenía "algo mas", entonces ¿Por qué quería estar con ella a cada momento? ¿Por qué fue en lo único que pensó cuando estaba en la tabla? ¿Por qué se ponía tan nervioso cuando ella le miraba a los ojos? ¿Por qué...?
Solo encontraba una respuesta para todas esas preguntas, pero no la quería creer y menos en aquel momento.
-¡NO! -gritó Ulises estrellando la lata de cerveza contra el suelo- no....
Se dio una ducha, cenó un bocadillo frío y se fue a la cama. Antes de quedarse dormido miró el teléfono, llevaba sin poder cogerlo toda una semana y debía de estar petado a mensajes y llamadas. Fue leyendo todos los whatsapp que Sofía le había dejado, uno a uno hasta llegar al último, esto le desconcertó a un mas, ella se había acordado de él todos los días que estuvo en el mar, 12 llamadas perdidas, 3 sms y 37 whatsapps, de estos últimos la mayoría eran haciendo el bobo pero en los últimos ya se notaba su preocupación.
*¡plinnn!* -sonó el teléfono- mensaje de Sofía: "Te eché y te echo mucho de menos, espero que me puedas perdonar, quiero verte, si quieres mañana quedamos donde tu ya sabes, a las 21:00, descansa y muchos besos feo"
Ulises se durmió con lágrimas en los ojos.
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